A veces, esas decisiones las tienes que tomar en tu día a día.
Y otras, aunque solo las tienes que tomar en momentos puntuales tienen una trascendencia crucial; como cuando afrontas un cambio de trabajo o una ruptura sentimental.
Lo que sucede en ambos casos es que, cuando te quieres, te valoras o te gustas menos de lo que mereces, las decisiones que tomas, a su vez, te llevan a situaciones que te generan malestar, ansiedad e insatisfacción vital.
Y esas decisiones tomadas te hacen dudar de ti y de tus habilidades porque las expectativas y la opinión de otras personas te pesan demasiado.
Entonces la seguridad en ti se debilita aún más.
Se crea un círculo vicioso del que es necesario salir si quieres disfrutar de una vida plena y con sentido en la que desarrollar todo tu potencial.